En lo que ya se conoce como mundo precovid, la sociedad abordaba grandes desafíos como el envejecimiento de la población, el cambio climático o la escasez de recursos. Unas tendencias cuyas soluciones se han visto aceleradas como nunca se hubiese imaginado a raíz de la pandemia.
No en vano, Europa ha puesto en marcha el mayor paquete económico de su historia. El ya famoso Next Generation EU repartirá 750.000 millones de euros destinados a la recuperación económica. El objetivo es que la Europa posterior a la Covid-19 sea más ecológica, más digital, más resiliente y mejor adaptada a los retos actuales y futuros.
En este nuevo escenario, todos los actores (personas, empresas, gobiernos, organizaciones...) tienen un papel clave para construir un futuro en el que nadie se quede fuera. Precisamente, sobre ello versa la Conferencia Internacional de Banca organizada por Banco Santander que se celebra este 2 de noviembre, coincidiendo en esta edición con la reunión de la COP 26 en Glasgow (Escocia).
Y es que el cambio climático se ha convertido en el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad a largo plazo. De ahí que sea vital tomar medidas drásticas que reviertan sus efectos. No en vano, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), señala que superar los 1,5 grados de temperatura implicaría una subida del nivel del mar de más de 1 metro a finales de siglo, lo que haría desaparecer estados enteros, desplazando a millones de personas. Tanto que Naciones Unidas estima que podría haber 1.000 millones de refugiados climáticos en 2050.
En este contexto, consciente de que ya ha perdido el tren del liderazgo tecnológico, Europa quiere convertirse en punta de lanza de la sostenibilidad y ser el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050. Así, entre los diferentes objetivos marcados, la Comisión Europea pretende encabezar la tercera revolución industrial, creando mercados para tecnologías y productos limpios; hacer que el transporte sea limpio, accesible y asequible incluso en las zonas más remotas; o aumentar al 40% el objetivo vinculante relativo al aporte de fuentes de energía renovable en la combinación energética de la Unión Europea.
Con la lucha contra el cambio climático como eje principal del encuentro, las medidas que necesita Europa para posicionarse como un agente económico de referencia mundial será uno de los temas de debate de la Conferencia Internacional de Banca, que puede seguirse en directo desde las 9:30 horas.
En este sentido, a través de voces como las de Ana Botín, presidenta de Banco Santander; Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Economía y Transformación Digital; Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España; o Theodor Weimer, director ejecutivo de Deutsche Börse Group, entre otros, se tratará de dar respuesta a preguntas como cuál es la mejor manera de asegurar que la cooperación global contra el cambio climático sustente el nuevo orden; qué papel juegan las empresas, los bancos y las instituciones; o cómo deben adaptarse los bancos a la demanda de una transición verde.
De lo que no cabe duda es que la pandemia ha dejado en evidencia las carencias que tienen las sociedades y, al mismo tiempo, cuáles son las vías para subsanarlas. Además de un cambio de modelo que nos conduzca a un mundo más sostenible desde el punto de vista climático, la Covid-19 ha remarcado las brechas sociales y digitales que existen entre las economías emergentes y las desarrolladas, precisamente otro de los desafíos que se planteará en el evento organizado por Banco Santander.
A este respecto, se espera que la recuperación económica lleve una senda desigual entre las economías desarrolladas y las emergentes debido principalmente al acceso desigual a las vacunas. Mientras que en países como España casi el 80% de la población cuenta con la pauta completa, en otros estados como Sudáfrica menos del 20% de los ciudadanos han recibido todas las dosis.
Un cambio de paradigma para la banca
La transición hacia un modelo más sostenible está planteando nuevas exigencias para la banca. Por ejemplo, las autoridades deberán mantener la competencia y solidez del sistema financiero al tiempo que garantizan unas condiciones equitativas entre los actores de la industria sin olvidar una mejor prestación de servicios a empresas y personas.
Otro de los retos que enfrenta el sector es la entrada de nuevos players en el mercado. Es el caso de las fintech, es decir, aquellas empresas que emplean nuevas tecnologías para ofrecer servicios bancarios. Si bien contribuyen a la inclusión financiera, el sector bancario tradicional demanda que ambos tipos de empresas tengan el mismo marco normativo para que trabajen todos bajo las mismas reglas.
También será importante la evolución de las divisas digitales, que están llamadas a ser la gran revolución del sistema financiero. Los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo están investigando o experimentando con proyectos piloto sobre qué formas podrían adoptar sus monedas digitales (CBDC, por sus siglas en inglés). De este modo, las CBDC son una forma de dinero digital establecido por las autoridades reguladoras como moneda de curso legal, a diferencia de las criptodivisas que son un activo descentralizado, lo que significa que no cuenta con imposiciones por parte de ninguna institución por lo que no puede actuar sobre él.
El Banco Central Europeo (BCE) ya está trabajando en el proyecto de un euro digital, un instrumento que, como señalan desde la institución, respaldaría la digitalización de la economía europea y fomentaría activamente la innovación en los pagos minoristas. Así, un euro digital combinaría la eficiencia de un instrumento de pago digital con la seguridad del dinero de un banco central.