Deutsche Bank

Fondos temáticos, ¿una oportunidad o una moda?

  • Estos vehículos ofrecen una cartera heterogénea de valores
  • Acercarse a las megatendencias es sinónimo de largo plazo

Es probable que dos de las palabras más utilizadas en 2021 sean vacuna y recuperación. Y es que se depende de la primera para alcanzar la segunda. Con diferentes vacunas para luchar contra el coronavirus ya en proceso de distribución y aplicación en varios países, comienza a verse un atisbo de esperanza, tanto en el ámbito social como en el económico. De hecho, la Comisión Europea cree que la economía española liderará la recuperación económica de la Unión Europea este año gracias a una expansión del PIB del 5,6%.

Como recuerda Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank en España, "la apuesta por la recuperación económica una vez que se empiece a avanzar en el proceso de vacunación está generando un clima de optimismo en los mercados". En este escenario y, ante la baja rentabilidad de los activos refugio, los inversores deben pensar, "ahora más que nunca, en cómo posicionar las carteras". Es por ello que Duce señala que "la respuesta de inversión debe ser no solo táctica sino también estratégica. En vez de intentar adivinar la evolución de los mercados, es mejor apostar por cambios más estructurales y de largo plazo".

Es aquí donde entran en juego las conocidas como megatendencias. La actual crisis sanitaria y económica no ha cambiado muchas de las tendencias de fondo de la sociedad que se venían dando, como el envejecimiento de la población, el cambio climático o la escasez de recursos. Es más, las ha acelerado. Acercarse a este mundo es sinónimo de largo plazo, ya que estamos hablando de fuerzas transformadoras que provocan cambios estructurales en la sociedad y en la economía, y esto requiere años, lo que, por otro lado, pone de manifiesto que no es tarde para invertir en ellas, ya que no son una moda sino una oportunidad de aprovechar el mundo que se va a configurar.

Una de las mejores vías para hacerlo son los fondos temáticos, ya que ofrecen una cartera heterogénea de valores (activos fundamentalmente de renta variable) siempre alineados con las megatendencias que impulsan la economía global. Por tanto, no deben confundirse con los fondos sectoriales, que tienen exposición a un único sector o industria. Una de las ventajas de estos vehículos es que al invertir en en más de un sector o industria relacionados con una megatendencia, el riesgo se reduce gracias a la diversificación. Además, huyen de las modas pasajeras o con ciclos de vida excesivamente cortos.

Ahora bien, una de las grandes preguntas que se hacen los inversores cuando se acercan a este mundo es, ¿en qué hay que invertir? Para los expertos de Deutsche Bank, las tendencias que cambiaran el mundo en el que vivimos se enmarcan dentro de un triángulo acotado por la tecnología, la demografía y la sostenibilidad.

Tecnología

Hablar de tecnología es hacerlo de un paraguas muy grande: semiconductores, software, hardware, servicios de pago, Inteligencia Artificial, computación cuántica, Internet de las Cosas o Big Data son solo algunos ejemplos. En este sentido, Rosa Duce señala que "la ciberseguridad, el 5G, la movilidad inteligente o la IA serían nuestra apuesta de futuro".

Sin duda, una de las tecnologías que está en boca de todos es el 5G, la gran revolución que está por llegar. Podría parecer que es solo una evolución de la generación de redes móviles más extendida actualmente, el 4G. Pero bajo ese cambio de número se abre un nuevo mundo de posibilidades que posibilitará una mayor velocidad de red, una mínima latencia (el tiempo que los datos tardan en recorrer la distancia entre el emisor y el receptor) y la posibilidad de conectar a la red 1 millón de dispositivos, entre otras ventajas.

Según el estudio El impacto del 5G: Creación de valor en las industrias y la sociedad, elaborado por el Foro Económico Mundial en colaboración con PwC, esta tecnología desbloqueará una amplia gama de oportunidades, que resultará en 13,2 billones de dólares en valor económico global para 2035. "No solo nos ayudará a trabajar y comunicarnos de manera más eficiente, sino que también el uso del Big Data impulsará la productividad industrial en muchos sectores, incluyendo la asistencia sanitaria, el sector automovilístico, el minorista, la educación y la industria del ocio. Su capacidad va, por lo tanto, más allá de las anteriores generaciones de redes y se expande a nuevas industrias y usos", detalla la economista jefe de Deutsche Bank en España.

Precisamente, el 5G tendrá un gran impacto en la denominada movilidad inteligente. Aunque su mayor exponente son los coches autónomos, es decir, que no necesitarán conductor, esta tendencia requerirá "alinear las infraestructuras con la gestión del tráfico y a las nuevas formas de vida urbana. Como resultado, tendrá implicaciones no sólo en las industrias automovilísticas y de componentes, sino también en el sector de la provisión de energía, entre otros", recuerda Rosa Duce. Algunos de los vehículos para poder subirse a esta tendencia son el Polar Capital Global Technology, que incluye en su cartera a compañías como Alphabet, Microsoft o Tencent Holdings; o el Allianz Artificial Intelligence, con exposición principalmente a renta variable estadounidense.

Demografía

En 1950 se estimaba que la población mundial era de 2.600 millones de personas. Para 2050, ya se esperan 9.700 millones. Este crecimiento implicará mayores necesidades de alimentación, de atención sanitaria, de salubridad o de infraestructuras, entre otras. Este aumento generará dos vertientes interesantes de inversión. Como señala Rosa Duce, se va a producir "una combinación de una nueva generación (los millenials con una forma de vida diferente y más cerca de una economía digital y colaborativa) y una generación de baby boomers de los años 60-70 muy cerca de la jubilación". Las estimaciones de Naciones Unidas apuntan a que en 2050 los mayores de 60 años representarán el 21,1% de la población mundial.

En el caso de los millenials, una de las principales características de esta parte de la población es que son la primera generación de nativos digitales, por lo que la tecnología e Internet tienen un impacto significativo en su manera de consumir y en su toma de decisiones. Además, sus valores son muy diferentes a los de otras generaciones. Prefieren los bienes y servicios compartidos antes que la propiedad, buscan la máxima relación calidad/precio, y se preocupan más por temas como la sostenibilidad o el consumo responsable. El Goldman Sachs Global Millenials Equity, por ejemplo, ofrece exposición a sectores como los servicios de comunicación, el consumo cíclico, la tecnología, los servicios públicos o los servicios financieros.

Sostenibilidad

El cambio climático es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad a largo plazo. La temperatura media mundial ha aumentado en 1,1 grados centígrados desde la era preindustrial y, si no cambia nada, nos dirigimos a un incremento de 3 a 5 grados para finales de siglo, según la Organización Meteorológica Mundial. El Acuerdo de París, firmado en 2015 por más de 190 países, estableció que para el año 2100 la temperatura media del planeta no puede haber aumentado más de 2 grados, si bien debe mantenerse lo más cerca posible a 1,5 grados.

En este escenario que se está dibujando, Europa quiere convertirse en líder en la carrera por el cambio climático y la economía sostenible, tras haber perdido el tren tecnológico. No obstante, "la sostenibilidad será un tema cada más recurrente en los años venideros. No solo en Europa, sino también a nivel mundial, sobre todo, tras la vuelta al Acuerdo de París de la Administración Biden", apunta la economista jefe de Deutsche Bank en España. El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó en el primer día de su mandato una larga serie de órdenes ejecutivas de importancia, entre las que destaca la aceptación del Acuerdo de París y "cada uno de los artículos y cláusulas".

En este contexto, la agencia internacional de renovables Irena estima que la inversión que hace falta a nivel mundial para asegurar la transición energética asciende a 130 billones de dólares (unos 110 billones de euros). En términos anuales, la inversión necesaria para completar el proceso hasta 2050 debe casi triplicar el dinero invertido hasta ahora. Un vehículo para poder aprovechar esta tendencia es el Blackrock BGF Sustainable Energy, que invierte globalmente, como mínimo, un 70% de sus activos en acciones de empresas relacionadas con las nuevas energías.

En esta línea, una de las áreas de inversión que está cogiendo más impulso es el ESG, (siglas en inglés de factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). Los inversores buscan que sus decisiones tengan a largo plazo un impacto positivo en la sociedad. En esta línea, el DWS Invest SDG Global Equities invierte en empresas que contribuyen positivamente al cumplimiento de al menos uno de los 17 objetivos de sostenibilidad de la ONU y, además, el fondo cumple con los estándares ESG de DWS. A fin de cuentas, los criterios ESG a la hora de invertir se han convertido en una combinación ganadora: se puede obtener una excelente rentabilidad a la vez que se invierte en el futuro de todos.

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