
Desde Pfizer a Moderna pasando por Oxford las vacunas para luchar contra la Covid-19 ya son una realidad. Aunque son diferentes todas tienen algo en común: han devuelto la esperanza de volver a la normalidad. Con las primeras dosis ya distribuyéndose en varios países, es de esperar que comiencen a aparecer también previsiones más halagüeñas sobre el devenir de la economía.
A este respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) espera que el Producto Interior Bruto (PIB) mundial crecerá alrededor de un 4,2% en 2021 y otro 3,7% en 2022, ayudado por el lanzamiento de la vacuna y las políticas fiscales y monetarias. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una mejora del 5,2% para el próximo año. En cualquier caso, lo que a día de hoy está claro, es que el mundo no volverá a ser igual.
En el plano económico, la gestión por parte de Gobiernos y bancos centrales va a seguir siendo fundamental. En el caso de Europa, el Banco Central Europeo (BCE) comunicó hace poco más de una semana que suma otros 500.000 millones de euros al programa de compras contra la pandemia (PEPP), hasta un total de 1,85 billones, y lo extenderá hasta marzo de 2022. Es más, el miembro del Comité Ejecutivo del BCE, Fabio Panetta, indicó hace unos días durante un discurso pronunciado en Roma que la institución baraja aprobar un nuevo incremento en su programa de compras en caso de que se materialicen los riesgos a la baja para la economía.
A nivel de país, en España algunas de las ayudas que se han aprobado han sido una línea de avales para empresas y autónomos por un importe total de hasta 100.000 millones de euros, otra línea de avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) por valor de 40.000 millones o un Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas estratégicas, dotado con hasta 10.000 millones.
A este respecto, desde Deutsche Bank señalan que "el riesgo, de hecho, es que la percepción de recuperación haga que se retiren demasiado pronto estas ayudas, algo que sería nefasto en términos de empleo o de sostenibilidad de los déficits públicos; o lo contrario, que se retiren demasiado tarde, lo que favorecería el mantenimiento de empresas ineficientes, solo viables por las ayudas".
Desde el punto de vista político, la pandemia ha impuesto la necesidad de trabajar de manera conjunta, lo que se ha visto reflejado en grandes acuerdos como el Next Generation (el fondo de reconstrucción europeo dotado con 750.000 millones de euros) o el acuerdo comercial alcanzado en Asia entre 15 países. De hecho, desde Deutsche Bank apuntan que cambiará "incluso la forma en la que en el futuro serán las relaciones entre EEUU y China, ahora con Joe Biden como presidente".
En lo referente al ámbito laboral, sin duda la gran revolución del ya conocido como año del Gran Confinamiento ha sido el teletrabajo. En países como España en los que esta modalidad no estaba muy extendida, ha vivido un auge sin precedentes. En este sentido, "esto implica no solo el desarrollo de nuevas regulaciones, sino también el uso de las tecnologías digitales para reuniones, seminarios... con el coste que esto puede implicar para algunos sectores (por ejemplo, menos viajes de negocio)", sostienen desde Deutsche Bank.
Por último, en el plano social, Deutsche Bank destaca que es probable que la pandemia suponga una mayor desigualdad en el mundo, "no solo porque no todos los países van a tener igual acceso a las vacunas, sino también porque en este nuevo mundo más digital, es probable que los trabajadores de menos cualificación (con menos posibilidad de hacer teletrabajo) o las familias de menor recursos (menos digitales) salgan desfavorecidas".
La clave es la diversificación
En este nuevo mundo que se está dibujando, la clave para invertir sigue siendo la diversificación, el clásico no poner todos los huevos en la misma cesta. Asimismo, los inversores deben apostar por una correcta asignación de activos acorde a su perfil y, por supuesto, fijarse en sectores o tendencias que pueden salir muy beneficiados.
Es el caso del ESG (siglas en inglés de factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). Y es que esta ha sido otra de las consecuencias de la crisis provocada por el coronavirus, se ha acrecentado la necesidad de optar por un nuevo modelo más eficiente y cuidadoso con el planeta. Asimismo, los inversores ya no se conforman con invertir en compañías que integren la sostenibilidad, sino que quieren inversiones de impacto positivo tanto a nivel medio ambiental como social. Según Morningstar, los activos de los fondos sostenibles alcanzaron un récord de 1,3 billones de dólares a finales de septiembre de 2020.
Otro de los sectores con más potencial es la tecnología. Hablamos de redes 5G, Inteligencia Artificial, Big Data, robótica, e-commerce, Internet de las Cosas... Tendencias que impulsarán cambios disruptivos. La tecnología médica es otra de las tendencias que ha experimentado un gran impulso con sectores como la telemedicina o la biotecnología. Como señalan en el estudio Respuestas al Covid-19 desde la ciencia, la innovación y el desarrollo productivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), "para cualquier escenario de salida de la crisis y reactivación económica la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) serán determinantes".
Fuera de los sectores propiamente dichos, uno de los mercados que más atractivo presenta es Asia. Por un lado, a mediados de noviembre, una quincena de países de Asia-Pacífico firmaron la creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo, con China a la cabeza. El tratado supone un tercio de la economía global y un mercado de unos 2.300 millones de personas. Por otro lado, esta región se caracteriza por sus tasas de crecimiento económico y los bajos niveles de deuda. De hecho, según el FMI, China crecerá en 2020 un 1,9%, a lo que se sumará una expansión del 8,2% en 2021.
Una de las mejores vías para tener exposición a este tipo de tendencia son los fondos de inversión. Permiten que con poco patrimonio se pueda tener acceso a una cartera bien diversificada por tipos de activos, países y sectores que, de otra forma, si se quisiese replicar adquiriendo activo por activo, supondría un desembolso más elevado.
En este contexto, seguramente el coronavirus moldeará la economía del futuro, ya que muchos de los cambios que se han producido a diferentes niveles permanecerán. Como dice el refrán cuando se cierra una puerta se abre una ventana y esta pandemia nos ha permitido ver el mundo que queremos mañana y ha acelerado todas las vías para conseguirlo.